jueves, 6 de diciembre de 2012

Felipe González ¿Traidor, cínico o coherente anticomunista?

Una cruda y directa carta de Javier Parra, director de La Republica, sobre el ex presidente del gobierno español -Carta abierta a un traidor: Felipe González- nos recuerda el papel directo del socialdemócrata en la integración de España al neoliberalismo y a la definición de un modelo que hoy deja ver sus terribles consecuencias. Pero es FGM un traidor ¿o fue siempre un hijo del régimen dispuesto a salvar a España del malvado comunismo?


 

 

Esta es el resumen de letra abierta a un prócer de la patria corporativa escrita con harta razón por un hombre de izquierdas. Argumentos incuestionables en una ya larga perspectiva histórica. Aunque como todo decálogo genera más preguntas que respuestas:



 

-Nadie como usted durante la transición trabajó para acabar con el Partido Comunista de España. Mire, algo en lo que también coincide con Franco.

-Usted nos metió en la estructura de una organización criminal como es la OTAN, después de prometer que nunca lo haría, y de incluso incumplir el resultado del referendum de 1986 que se planteó en estos términos: “La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada. Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español. Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España”. ¿Ve? Es usted un traidor y un mentiroso.

-Usted contribuyó decisivamente a anular el tejido social y la fuerza sindical que tenía este país en los años 80.

-Usted implantó el sistema educativo que supuso de facto la deseducación masiva y organizada de la sociedad española.

-Usted fue el principal responsable de que los derechos laborales fueran puestos a los pies de los caballos del gran capital.

-Usted inició el desmantelamiento del Estado con la mayor ola de privatizaciones que también ha vivido este país en su historia.

-Usted fue de la mano de grandes criminales como Ronald Reagan, responsable de organizar golpes de Estado, bombardeos indiscriminados y organizar movimientos terroristas anticomunistas en todo el mundo.

-Usted, por si alguien no lo sabe, dio un golpe incluso en su propio partido, el PSOE. ¿Recuerda cuando usted propuso en el XVIII Congreso retirar la definición de “marxista” y fue rechazada? Inmediatamente presentó la dimisión, convocó un Congreso extraordinario amañado, se salió con la suya y convirtió usted al PSOE en un pelele más al servicio del capital.

Señor Gonzalez, ¿usted para quién trabaja? ¿para quién trabajó desde los años 70? Porque desde luego para el pueblo español no, y para la izquierda tampoco.

No le voy a decir que se calle, señor González. Siga hablando como lo hace porque ya no engaña a nadie, sólo a esos incondicionales que no quieren ver que las estructuras del Estado que hoy se desmoronan fueron hechas a la imagen y semejanza de usted y de los que como usted trabajaron duramente por la aniquilación política, organizativa y cultural de la izquierda.

Usted, señor Gonzalez, es el pasado. Y aquellos a los que usted odia, los que perdieron la guerra, los que lucharon durante 40 años mientras ustedes estaban de vacaciones, los que perdieron la transición, los que van sembrando poco a poco semillas de justicia social, serán los que – como cantaba un gran luchador – consigan que haya un día en que “todos, al levantar la vista veamos una tierra que ponga libertad”.

Y para ir terminando, y sin dejar de citar a Labordeta, déjeme despedirme con otra frase suya, ésta vez más prosaica:

“Váyase usted a la mierda”.

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Javier Parra, Concejal de Izquierda Unida en Paterna (Valencia) y director del diario digital LA REPÚBLICA



 

Aún así: la historia del socialismo español y sus relaciones con la oligarquía va más lejos de la figura del presidente que llevó el PSOE al poder en 1982. Sin entrar en más detalles, el golpe del coronel Segismundo Casado en marzo del 1939 avalado por la corriente mayoritaria del partido, por la embajada británica y por el propio ejército de Franco con quien se negoció la entrega de Madrid simboliza y aclara el papel siempre subordinado del principal partido de las izquierdas en momentos claves de la historia nacional.


Un papel que FGM reprodujo a las mil maravillas cuando llegó su turno.


 

 

¿Traidor o hombre consecuente en la "Defensa de Occidente?


 

 

Gracias al magistral  libro de Alfredo Grimaldos -La CIA en España. Espionaje, intrigas y política al servicio de Washington, Debate, Barcelona, España 2006- se cierran todas las pistas sobre el papel del PSOE y el grupo bilbaino-sevillano-madrileño del PSOE en la organización de una izquierda afín al proyecto de Washington. No hay pues figura alguna de traidor en gentes como Txiqui Benegas, Javier Solana o el propio Felipe González: solo escenarios de simulación temprana para engañar, y nunca demasiado, a un electorado con querencias rojas que no quería saber la verdad aunque ni siquiera estuviera escondida.


 

 

[caption id="attachment_314" align="aligncenter" width="314"] Imagen (CC) pdf4es.com[/caption]

 

 
«Los servicios secretos norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la dirección de la Transición española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y aniquilar a la izquierda comunista. Este fino trabajo de construir un partido «de izquierdas», para impedir precisamente que la izquierda se haga con el poder en España, es obra de la CIA, en colaboración con la Internacional Socialista. El primer diseño de esta larga operación se remonta hasta la década de los sesenta, cuando el régimen empezaba ya a ceder, inevitablemente, bajo la presión de las luchas obreras y las reivindicaciones populares. El crecimiento espectacular del PCE y la desaparición de los sindicatos y partidos anteriores a la Guerra Civil, especialmente UGT y el PSOE, hacen temer una supremacía comunista en la salida del franquismo. Los cerebros de la Transición comienzan a marcarse objetivos muy concretos.» (Alfredo Grimaldos, La CIA en España, Debate, Barcelona, España 2006, págs. 145-146.)

«En el propio Pentágono, Fernández Monzón es recibido por un coronel estadounidense. «Me puso frente a un gran mapa que tenían desplegado allí, lo señaló y me preguntó qué veía», recuerda el hoy general en reserva. «Yo le contesté: ‘Un mapamundi’. Y él insistió: ‘Pero ¿qué hay en el centro?’ El mapamundi se puede desplegar de distintas formas, claro, y ellos lo habían hecho de modo que en el centro exacto quedaba la península Ibérica. Entonces le contesté: ‘En el centro está España’. Y él, sonriente, remachó: ‘Pues por eso está usted aquí’.» «No es verdad todo lo que se ha dicho de la Transición. Como eso de que el rey fue el motor. Ni Suárez ni él fueron motores de nada», continúa Fernández Monzón. «Sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la Transición. Todo estuvo diseñado por la secretaría de Estado y la CIA, y ejecutado, en gran parte, por el SECED, con el conocimiento de Franco, de Carrero Blanco y de pocos más».» (Entrevista a Manuel Fernández Monzón, Ex capitán de los servicios de información y contrainteligencia de España, en Alfredo Grimaldos, La CIA en España, Debate, Barcelona, España 2006, pág. 18.)

 

Fragmentos de un alianza, y no de traición alguna, entre el PSOE de entonces y sus protectores en Berlín y Washington. Donde hizo falta un mesiánico redentor (los falsos mesías si gustan a las derechas) que hablando del cambio mantuviera el timón del poder en manos de los ganadores de la Guerra Civila. Ese fue el papel de Felipe González y su oposición a modo como relata el propio Grimaldos:


 
D.: Uno de los aspectos que más se intenta entonces es reorientar a la oposición.

A.G.: Aquí es clave sobre todo la refundación del PSOE. El Partido Socialista histórico ya no representaba a nadie, no contaba con peso sobre lo que se estaba cociendo aquí, ni en la lucha antifranquista cotidiana. Tenía mucho más protagonismo el comunismo tradicional, el PCE, y movimientos anarquistas por otro lado. En el Congreso de Suresnes, en 1974, lo que hacen es reinventarse un partido aprovechando unas siglas históricas. El PSOE del que hacen secretario general a Felipe González es un PSOE inventado. El dinero y la cobertura política lo pone fundamentalmente el partido socialdemócrata alemán, que canaliza también dinero de la CIA. Los mismos miembros del Servicio de Inteligencia español, el SECED, toman contacto con el PSOE. E incluso escoltan hasta Suresnes a Felipe González, le dan la documentación y le llevan. Estamos hablando del SECED, el servicio de Carrero Blanco. Y el militar José Faura, que acompañó a González, pasa a ser jefe del Estado Mayor del Ejército en el ‘94, con González ya en el poder.

Reprimir la República

D.: ¿En qué medida sucede algo similar con el Partido Comunista?

A.G.: Bueno, hay que tener en cuenta que Carrillo es un personaje algo turbio. En 1977 es el primer líder comunista que visita EE UU, que es recibido allí en loor de multitudes y es nombrado doctor Honoris Causa. Lo que hace Carrillo es aceptar la Transición impuesta desde arriba, el rey como heredero de Franco y contribuye decisivamente a acabar con quienes peleaban por la ruptura democrática. En 1977, cuando los legalizan, asumen la bandera monárquica y a partir de ese momento la consigna es reprimir la bandera republicana. Conservo todavía una bandera republicana rota por varios trozos por los servicios de seguridad del PCE.

Alfredo Grimaldos: “La Transición española se diseñó en la sede central de la CIA”



 

González, hijo de la clase media reaccionaria de Sevilla, no fue por desgracia un traidor. Esa etiqueta aplicaría quizás para alguien como Santiago Carrillo. Pero al césar lo que es del césar y al cruzado del anticomunismo mundial que es fue y será FGM se le puede decir de todo menos traidor.

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