miércoles, 4 de septiembre de 2013

#1SMX: Cuando la represión se hizo norma en el DF

Se ha vuelto norma, siniestra y rutinaria, desde el 1 de diciembre del 2012 cuando la vuelta del PRI al poder presidencial reinstauró la vieja costumbre de la represión. El largo interludio de la protesta pacífica, entre 1997 y 2012, terminó en una ominosa realidad: centenares de policías federales y locales encapsulando todas las marchas, operativos de vigilancia y seguimiento de sospechosos en cada esquina, presencia de porros e infiltrados en cada evento.

Y como guinda del pastel detenciones aleatorias y violentas que curiosamente se ceban en un segmento muy concreto de ciudadanos; estudiantes, periodistas independientes, intelectuales o personas que destacan por su pensamiento crítico y reciben, por ello, el despótico trato del estado. Casi un aviso que los tiempos han cambiado y la indignación no será respetada.








Entre las grandes redadas del 1 de diciembre del 2012, donde decenas de manifestantes, paseantes o testigos sufrieron una descomunal represión, hasta los eventos de este 1 de septiembre del 2013 el patrón se repite. Amenizado, en este último caso, con torturas en casas de seguridad (el caso de G Hurley Santos, que anexamos al final de este artículo) y violaciones al procedimiento jurídico, tal cual sucedió con siete de los detenidos de este pasado domingo.

Estas víctimas al azar fueron llevados al Reclusorio Sur la tarde del 3 de septiembre del 2013 pese a haber abonado a tiempo la fianza exigida por el juez. Entre los siete encarcelados se encuentra Pável Alejandro Primo Noriega, periodista de Multimedios Cronopios  y alumno del Cela, en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Gustavo Ruiz Lizárraga, de la Agencia Subversiones, quien es también alumno de posgrado en la Enap y becario del Fonca) y Gonzalo Amozurrutia Nava (maestría en estudios latinoamericanos, FFL/UNAM), hijo de Elvira Nava, una mujer coherente y pensante que por años ha sido mi amiga virtual en Facebook y compa de mi buena amiga y estudiante de posgrado en el CELA, Marlene Fautsch.

Enrique Semo, reconocido historiador, escribió de su puño y letra una carta a La Jornada para denunciar el hecho: 

El domingo 31 de agosto Gonzalo Amozurrutia Nava fue apresado a la salida de Metro después de la manifestación de maestros. El estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM fue mi ayudante en las clases de historia de México, siglo XIX, durante dos años. Se recibió de licenciado en historia y actualmente estudia la maestría en estudios latinoamericanos. Gonzalo ha sido siempre un estudiante brillante y un ayudante diligente y efectivo. También es maestro en el CCH, por lo que estoy convencido de que la mayor parte de su tiempo es dedicado a las actividades académicas. Su arresto fue totalmente arbitrario y por lo tanto merece ser liberado de inmediato sin ningún cargo.


El abuso de poder queda confirmado por este billete que muestra el pago de la fianza que debió haber cancelado el ingreso de los detenidos al Reclusorio Sur del DF. 

Fianzas pagadas en tiempo y forma



No fue así. Lo contaron las madres de estos jóvenes en un comunicado que dieron a conocer el mismo 3 de septiembre:

Nuestros hijos: estudiantes, periodistas y jóvenes solidarios, fueron detenidos azarosamente por elementos policiacos en distintos puntos y momentos, pero en todos los casos vemos con gran consternación las siguientes constantes:

- Al ser detenidos fueron golpeados, para posteriormente ser paseados en unidades policiacas por puntos lejanos de la ciudad.
- Las presentaciones ante Ministerios Públicos, todos lejanos al punto de detención, tardaron aproximadamente ocho horas.
- Las declaraciones fueron tomadas también con notable retardo más de diez horas de lo programado.
-Cuando se fijaron las fianzas los fiscales tanto de Milpa alta como de Tláhuac nos dijeron una hora límite: 22 y 23 hrs respectivamente. Finalmente y sin mucha antelación estos horarios fueron modificados para las 15 y 13hrs.
- Pese a lo anterior se hizo un esfuerzo, se pagaron las fianzas y mientras intentábamos presentar los pagos, ellos no recibieron a pesar de encontrarse dentro del primer tiempo establecido y sacaban a nuestros hijos en patrullas por puertas aledañas.
- Nuestros hijos fueron trasladados al Reclusorio Sur donde se encuentran pasando la noche a la espera de que el día de mañana podamos resolver su situación.

Un paso más en la espiral represiva: el caso Hurley Santos.



¿La represión se volvió norma en el DF?



El fotógrafo y activista G Hurely Santos fue víctima de otro tipo de atropello policial. Tras su detención fue llevado a una casa de seguridad, o centro clandestino de detención, donde presuntos agentes federales lo interrogaron con lujo de violencia. Un testimonio que debe indagarse pues de confirmarse sus dichos estaríamos ante un resurgimiento de los métodos de desaparición y tortura clandestina que ya se aplican, por cierto, en estados como Michoacán y Guerrero

Soy G Hurley Santos, fotógrafo, periodista y artista independiente.

El pasado domingo primero de septiembre, he acudido por la mañana al monumento a la revolución aproximadamente a las 9:15HRS a reunirme con el contingente que partiría de ahí en una manifestación pacífica, mi rol en dicha manifestación era tomar fotos para mi trabajo fotográfico y periodístico personal.

Dos calles antes de llegar a la plaza, sobre la calle Arriaga a la altura de Mariscal, he sido violentamente coptado por cuatro individuos vestidos de traje negro que me han detenido mientras caminaba con mi cámara colgando del cuello.

Estas personas quienes han aparcado una camioneta en dirección hacia puente de Alvarado, me han tomado por los brazos gritándome e insultándome, pidiendo que no me resistiera.

Mi instinto me ha hecho intentar luchar para liberarme, lo cual ha sido totalmente inútil pues en poco tiempo me encontraba dentro de la camioneta con el rostro cubierto y totalmente sometido…

Apenas tuve tiempo de gritar mi nombre y repetir que yo sólo era un fotógrafo.

Unos minutos más tarde (no tengo noción clara del transcurso) me han metido a empujones a una casa que a mi parecer es del centro de la ciudad de México, sin embargo no he podido saber con exactitud donde me encontraba.

Ya en el interior de la casa, me han sentado en una silla de madera con las piernas amarradas, donde me han mantenido horas.

Posteriormente se manifiesta un tipo que dice ser agente federal, exigiéndome respuestas a ciertas preguntas como:

¿Cuál era mi función dentro de la manifestación? y ¿Cuál era el grupo al que estaba afiliado?

Me han pedido nombres de los “dirigentes” tanto del movimiento #YOSOY132 como de la CNTE.

En el transcurso de éste periodo, que he de confesar me ha parecido una eternidad he sido golpeado en el cuerpo con mucho cuidado para no dejar marcar excesivas y se me han aplicado algunas técnicas ya por muchos conocidas (agua mineral, extintor para quemar con gas el cuerpo y balde de agua), para hacerme hablar.

Después de todo solo he dicho que era simpatizante de las manifestaciones y que soy un artista independiente, no un activista.

Al haber perdido la conciencia debido a los métodos de tortura que se me aplicaron, me he encontrado tirado en la colonia Santa María la Rivera en un quiosco.

Sin billetera y sin cámara… En un estado mental carente de lucidez.

Lo último que recuerdo claramente es haber recibido amenazas y el informe de que éstas personas que me mantenían cautivo tenían todos mis datos personales.

Una vez que me incorporo en el quiosco siendo aproximadamente las 20HRS del día domingo 1 de Septiembre me dirijo a casa de un amigo que no tiene actividad política alguna y que me ha ayudado a recuperarme.

Por lo pronto no sé cómo acercarme a las autoridades, mi familia ya está en contacto conmigo y con la embajada de Portugal en México.

No daré datos de ninguno de mis familiares o colegas que me han ayudado en todo esto, por su propia seguridad.

Mi estado actual me parece que es saludable, aunque psicológicamente estoy un poco
amedrentado…

He tardado en comunicarme con el exterior debido al estado en el cual me encontraba
al ser liberado.

Agradezco a las personas que estuvieron al pendiente de mi desaparición y responsabilizo al GDF y al Gobierno Federal por los daños causados a mi integridad.

¡Alto a la criminalización de la protesta social!

¡Presxs Polìticxs libertad!

G Hurley Santos, Ciudad de México a 3 de Septiembre de 2013.


Represión, amedrentamiento y temor. Las viejas recetas han vuelto para quedarse. En esta repetición atroz del salinato, o el remate final de la patria, va quedando claro que los dueños de México no están dispuestos a respetar ni el último de los derechos. "La calle es mía" dijo un franquista en la España de la transición. Algo que ya empieza a ser costumbre en el DF.

Aunque el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera no usó la fuerza contra los maestros de la CNTE en los días del golpe parlamentario a la educación, algo que se agradece en pleno linchamiento mediático, los recurrentes eventos de impunidad policial en la capital de la república trazan una preocupante línea que acumula ya demasiadas víctimas y se está llevando entre las patas lo último que nos quedaba a los chilangos: la reconfortante impresión que los granaderos no eran nuestros enemigos.

Entre tanta jodido desastre, esta pérdida se resiente demasiado...







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