lunes, 8 de julio de 2013

Protestas en Chicago: ¿Por qué debería importarnos?




Ciudadanos contra el cierre de escuelas públicas: Chicago, 2013.




Si se quieren quitar de encima la maldita depre (pre y post) electoral les tengo una historia que seguro no les contaron. ¿Se acuerdan de Chicago, cuna del gran capitalismo, primera capital del México migrante y lugar de nacimiento del actual presidente de EEUU? Pues un alcalde que ya se candidateaba como “el primer presidente judío”, el señor Rahm Emanuel, se ha topado con una emergente protesta en las calles y en las redes armada por una amplia coalición de maestros, padres y ciudadanos de todo pelaje que se oponen al cierre o privatización del sistema público de escuelas y hospitales que incluye, de paso,  la cesión a la gran empresa de parques, edificios y otros espacios públicos.

Algo que en Estados Unidos anda ya muy avanzado con las charter school, que son el horizonte final que sueña Coparmex y Mexicanos primero: escuelas privadas con fines de lucro pagadas con nuestros impuestos. El nirvana de los vividores del nuevo capitalismo parasitario que ha hecho del asalto a lo público un negocio más que redituable.

Nada que no conozcamos en México, ¿verdad?

Y si se preguntan el por qué se ha desencadenado tal oleada de marchas, protestas e inconformidad les repetiré de nuevo que el engendro tiene gran parecido al que nuestros privatizadores quiere imponer en México y ya probaron con las guarderías subrogadas del IMSS cuya consecuencia, o la tragedia de la guarderia ABC, todos conocemos. Pero puede que en Chicago no vean Televisa y  quizás tampoco se traguen eso que los maestros son los enemigos de la patria. Porque la decisión del alcalde Emanuel de cerrar 49 escuelas primarias y una secundaria para abrir nuevas Charter School fue el acicate para nuevas protestas que han rebasado el ámbito sindical.

Como cuenta un reciente artículo en The Nation, esta última oleada es parte de un movimiento de fondo que ha unido a la vieja guardia sindical con todo tipo de activistas urbanos y la propia sociedad civil en defensa de lo público tras la ofensiva privatizadora que inició en 1989, con la llegada a la alcaldía de Richard M. Daley. Un tsunami que provocó el masivo cierre de servicios públicos y la huida de 200 mil trabajadores que se quedaron sin empleo. Política que sus discípulos llevaron más lejos.  Hablamos, por ejemplo, de Barak Obama que no solo fue criado en esta tercera vía  sino que aplicó, a escala nacional, la estrategia de privatización escolar inicado en Illinois. Su compromiso con la destrucción de lo público fue tan obvio que el secretario de educación nombrado por él fue Arne Duncan, director del sistema de escuelas públicas de Chicago y primer promotor de las charter school…

En sus múltiples mareas, este Chicago Rising ha conseguido resultados notorios. Y reales. Hablamos de los data nerds que han revelado el ingente desvío de fondos para rehabilitación urbana (las TIF o Tax Increment Financing) a consorcios e inversores sin ninguna necesidad de apoyo público, forzando incluso la devolución de fondos a las arcas del ayuntamiento. Pero este activismo intentó y consiguió  desbarrancar la candidatura de Chicago a los Juegos Olímpicos del 2016. La clave de su importancia es que esta coalición demostró en un ejercicio de transparencia sobre las arcas municipales que el presunto déficit que produce el sistema público de escuelas se debe al despilfarro de recursos públicos para financiar proyectos privados y ayudar a amiguetes del presidente municipal. El axioma no falla: concesionar lo público alimenta la quiebra del estado. Un principio que conocemos bien por estos lares. Y cabe decir que el corazón de esta protestas ha sido la Chicago Teachers Union que en los barrios populares de esta metrópolis defiende la última parcela de la libertad pública, o las escuelas.

Tan colosal ha sido el impacto de este movimiento organizado que tras varios escrachas en convenciones de banqueros, algunas cumbres internacionales como la del G-8 o la OTAN se cancelaron. Los dueños del mundo ya no quieren reunirse en Chicago y el primer presidente judío de EEUU podría quedar fuera de la competencia por aplicar la doctrina del shock contra sus votantes locales.

Lo que sucede en Chicago es un combate a vida o muerte entre una comunidad sitiada por el modelo Robocop de ciudad privatizada y los derechos sociales que incluso en Estados Unidos fueron incuestionables por un tiempo, como la educación pública y gratuita. Y cabe decir, con cierto orgullo, que muchos de los que encabezan esta oleada y asumen un liderazgo social o intelectual son latinos, norteamericanos de ascendencia mexicana, que defienden a capa y espada los restos de una  polis al borde de la extinción.

Quien piense que nada de eso tiene que ver con nosotros, anda muy equivocado. Lo malo de ser colonia imperial es que los experimentos gringos terminan siendo aplicados en México. Y la reforma educativa es lo que llega después de entregar Pemex a los contratistas privados.

Por si no te quedaba claro…

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