viernes, 7 de diciembre de 2012

Cristina Fallarás: la periodista desahuciada

Miles de periodistas han sido orillados a la miseria y el exilio económico tras la gran crisis del 2008 pero pocos se han atrevido a pasar de testigos a actores de la cruda realidad española. Cristina Fallarás habla en su blog de El Mundo de una realidad que vive en primera persona: pobreza, desahucio, desamparo. Verdades del abismo que ya llegó y ella cuenta sin remilgos. Imprescindible.


 

 

Cristina Fallarás es una periodista de largo aliento. Escribió en todas partes, ganó premios literarios y vivió la dolce vita de la burbuja antes del estallido. En 2009 la corrieron de la subdirección de ADN estando embarazada y en el derrumbe de los medios apenas conserva una columna en El Mundo. Cuatro euros. Le mandaron orden de desahucio el 15 de noviembre, Orange le cortó su móvil en primavera y sus hijos comen cada día "arroz con arroz". En la huelga general del 14N puso en su Twitter:




"Entrar a la tienda. Mirar a los ojos. Decir Me desahucian; tengo 2 hijos; ya somos 400.000; miles de millones a los bancos. #siguelahuelga".


A dos rayas de la indigencia, Cristina se levantó para no dejarse vencer en silencio. Ella terminó descubriendo que los periodistas somos lo que todos: asalariados o autónomos, puro currante sacrificable en el altar de la banca. Y que solo trabajando unidos podríamos vencer. Aunque mil veces no coincida con ella, estamos en el mismo barco. Su voz conjuga las mil historias de los 8000 periodistas que perdieron su trabajo desde 2008. En sus palabras se retrata el holocausto diario de España. Por esto la lectura de las últimas piezas periodísticas que le permiten apenas sobrevivir es un ejercicio recomendable. Periodismo en carne viva.




Desahucio en primera persona.




El 15 de noviembre publicó en El Mundo una crónica en primera persona que en los anales del periodismo objetivo no estaría permitido. Sería ¿periodismo tendencioso? Un relato de la orden de desahucio que llegó, firmó y la quebró. Sin media tintas ni rollos aspiracionales. Una pieza maestra que algún día deberán leer los últimos estudiantes de periodismo que queden en España:


 


Cristina Fallarás contando su caso en Tele 5: 18 de noviembre del 2012


 

 
A las 19.40 de este pasado martes sonó el timbre de la puerta. Abrió Lucas (10) y Pepa (4) salió corriendo a ver quién llegaba. Como al día siguiente tocaba huelga y no iban a ir al colegio, tenían ánimo de viernes.

-Mamá, es un señor.

Por las mañanas, cuando trabajo sola en casa, no suelo abrir la puerta. Las puertas de la mañana siempre abren malas noticias. Pero las ocho menos veinte de la tarde suelen traer amigos o un vecino al que se le ha caído un calcetín.

En cuanto enfrento al tipo del rellano sé lo que ha llegado.

-Le traigo una comunicación del juzgado.

Bajo el brazo derecho lleva un paquetón de folios, calculo que unos 300. Con la izquierda me tiende un papel.

-¿Es la orden de desahucio? –pregunto.

Llevo ya algún tiempo esperándola, desde que el BBVA me comunicó que si quería saber algo de mi hipoteca me pusiera en contacto con los servicios jurídicos. Cuando una oye en la oficina bancaria "servicios jurídicos" sabe que las cosas han pasado a un lugar en el que se manejan otras palabras, otros términos. Es una sensación similar a la que provocaban "las cosas de los mayores" en la primera adolescencia. Tendrás que vivirlas, vas a oírlas, pero lo esencial se te va a escapar.

-Bueno, más o menos –el tipo titubea–. Tiene usted que presentarse en el juzgado y firmarme esto.

-¿Y si no lo firmo?

-Le va a dar igual.

A lo lejos se oyen los primeros petardos, calentando una huelga general que alguna lumbrera, ya me da igual de qué partido, ha calificado de "huelga política", como si hubiera alguna huelga que no lo fuera. Qué sabrán.

-Niños, id tirando hacia el salón.

Firmo. Total… Firmo y agarro el paquetón de folios. Juzgado de Primera Instancia 4 Barcelona. Gran Via de les Corts Catalanes, 111. Procedimiento Ejecución Hipotecaria xxx/2012 Sección 2C. Parte demandante BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA, S.A. Procurador IRENE SOLA SOLE. Parte demandada Cristina Fallarás Sánchez. Me detengo a pensar que el nombre del demandante y de la procuradora están escritos en mayúsculas y el mío, en minúsculas. Qué curioso las cosas que nos llaman la atención cuando la realidad se empina y hace frío.

Hay amigos en casa. Dejo el taco de folios sobre la repisa y hablo con ellos de las cosas de la huelga. He publicado un artículo donde enumero las razones –las primeras que me han venido a la cabeza, tengo muchas más— por las que me sumaré. Luego, les paso los folios y me voy a la galería. No quiero que se rompa la sensación que he conservado intacta durante los meses que lleva recorridos mi desahucio –un desahucio es un proceso largo, muy largo, en el que cuando interviene el juez tú ya andas un poco menos recta, esos crujidos por la noche—, la sensación que he guardado bien: no me puede pasar a mí, aunque diga que nos puede pasar a todos, aunque no pueda pagar, aunque esté entre los primeros despidos de la crisis, hace ya cuatro años. No quiero que se rompa la sensación de que si sigo trabajando, si sigo escribiendo, si sigo publicando pasará algo. ¿Qué? Yo qué sé.

Llega mi desahucio


 

 

 

 ¿La verdad no debe ser dicha?


 

 

Tras confesar lo inconfesable o decir que ella no es clase media sino una trabajadora que perdió su empleo y fue orillada a la miseria le dijeron amigos suyos que no hay que propagar los sufrimientos de uno. Y esta narradora y periodista contesta en su última entrada del blog colectivo Ellas lo que piensa de tales asertos.


 

 

[caption id="attachment_337" align="aligncenter" width="600"] Stop desahucios: un clamor general / Imagen (CC) diariocordoba.com[/caption]

 

 

Como siempre sin medias tintas:


 
El mismo día yo recibí el mail de un colega, otro de los despedidos (hace ya más de dos años) de un periódico. Copio la frase:

"Oye, ¿y no da vergüenza salir en la tele con esos temas como si fueras pobre?".

Como si fuera pobre... Le contesté, claro, que lo que pasa es que soy pobre, muy pobre, puñeteramente pobre, pobre como los pobres de cola en la puerta de ustedes sabrán ponerle nombre.

Ni la una ni el otro quedaron convencidos. Pero a mí me abonaron la certeza de que la brecha entre las dos Españas es ya de una profundidad abismal.

Esa certeza, que me va fluyendo por la cabeza más o menos como el Guadiana, adquirió ayer carácter de revelación cuando leí la opinión de Francisco GonzálezDijo el tipo que "España está mucho mejor de lo que dice la prensa y de lo que la gente cree". Por si usted no tiene claro quién es Francisco González, ahí va: presidente del BBVA, presidente de la Fundación BBVA, patrono de la Cruz Roja, patrono de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, patrono de la Fundación Víctimas del Terrorismo, patrono del Museo Guggenheim de Bilbao, patrono del Museo de Bellas Artes de Bilbao, patrono de la Fundación Príncipe de Asturias, patrono del Real Instituto Elcano, patrono de la Fundación Carolina (pongo vínculo porque repasar su patronato vale la pena), patrono de ESADE, patrono de la FEDEA, patrono de la Fundación de Estudios Financieros, patrono del Instituto de Estudios Económicos y patrono del Institut Europeu de la Mediterránia. Y me dejo alguna cosa, seguro.

El mismo día que este tipo venía a decir que lo que pasa es que somos todos unos exagerados, unos alarmistas y, en resumen, una panda de quejicas, la OCDE hacía púbico lo suyo: que 2013 va a ser un años de pesadilla? -¿Nos caben más?-, que el paro subirá, que la recesión seguirá a lo suyo, para atrás, que la deuda no dejará de crecer... Los diarios lo dieron como noticia por lo suyo, porque le verán alguna novedad al dato, o alguna sorpresa, o primicias, yo qué sé. Los ciudadanos no leemos más que lo que ya sabíamos. Y ahí voy.

¿De qué España habla ese tal González, con silla en la Cruz Roja y en la Fundación Príncipe de Asturias, pasando por la sede de los muchos desahucios? ¿De qué noticia hablan la OCDE y los medios de comunicación?  No de las nuestras, claro. ¿En realidades tan distintas vivimos? ¿Hasta tal punto hondo llega la fosa que separa una parte de otra?

No es una broma. No es un decir. Hay dos realidades superpuestas, y entre ellas circula una corriente helada por la que rondan la miseria más absoluta y una violencia que sonríe con fauces bestiales.

Quizás sea verdad que la altura puede provocar ceguera. Hace tiempo que vengo notando que España ahora se divide en dos mitades: los que tienen algo (mucho o poco) y los que no tienen nada; no es que unos tengan mucho y otros menos, o incluso mucho menos. Es que hay una parte de la población española que ya no tiene NADA, nada de nada. El año que viene, o sea, ahora mismo como quien dice, España superará los seis millones de parados, un 27% de la población. En el caso de los jóvenes -ya saben, los que empujan, los que crían, los que montan familias, o no-, puede llegar al 60%. Eso parece una barbaridad, sí, pero no es ese el disparate mayor. Lo más grave es que la mitad de esos parados, TRES MILLONES DE PERSONAS, no cobrarán ya el subsidio de desempleo. O sea, no tendrán NADA. El paro, para ellos, será un recuerdo amable.

¿Y qué significa nada? NADA significa hambre, desahucio, humillación, vergüenza, millones de críos por debajo del umbral de la pobreza. NADA significa que te han privado de la posibilidad de ganarte la vida, sí señor, porque en esta sociedad uno la vida tiene que ganársela. ¿Y si no puedes ganarte la vida qué pasa? Que la pierdes. Tú y los tuyos, tu familia.

Si, España está rota



 

Algún día, repito, sus textos serán materia de estudio pero si la acción colectiva no cambia el status quo está tan condenada como los 5 millones de parados que se hunden, como ella, en el infierno ibérico.

2 comentarios:

  1. Nuestra culpa es haber nacido en España, país fascista, en mano de fascistas

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  2. [...] El escrache no es defendible porque ataque al enemigo como un rayo de rabia, no es una forma de desahogo: es positivo en la medida contribuye a generar una conciencia colectiva que transforma “la moral [...]

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