La reveleaciones de un exespía norteamericano, Edward Snowden, sobre PRISM, un programa de captación de datos de internet a cargo de la National Security Agency, han abierto la mayor brecha informativa sobre el espionaje masivo de Estados Unidos contra millones de usuarios de internet en todo el mundo.
Una colosal fuga informativa está poniendo en jaque los tentáculos digitales del imperio global. Y el héroe de esta historia es un libertario, o anarcocapitalista norteamericano, que tras trabajar varios años para agencias de seguridad norteamericanas decidió denunciar lo que su propio gobierno hacía a sus ciudadanos y al resto de la humanidad con la complicidad de las grandes empresas de la red, de Apple a Google:
monitorear y clasificar en base a complicados algoritmos y palabras clave la vida digital de millones de personas que cada mañana son analizadas en grandes complejos secretos controlados por la
National Security Agency que usa el programa PRISM para tales fines.
El monstruo orwelliano que denunciara
Julian Assange se fundamenta en
la mayor recolección de datos personales que cualquier gobierno en el mundo haya podido conseguir y eso incluye desde chats, conversaciones de Skype o correos electrónicos hasta los documentos que guardamos en la nube o en Google Drive. Una selección de datos que es procesada en este programa hecho para detectar no solamente los potenciales o supuestos enemigos del estado (terroristas islámicos en primer lugar) sino todos los espacios virtuales de crítica, discusión y movilización en redes sociales que por algún motivo pudieran ser considerados
contrarios a los intereses de Estados Unidos.
Ya en 2006
Usa Today reveló la existencia de un
programa de rastreo de teléfonos celulares que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) implementó tras los atentados terroristas del 11-S en 2001. Línea de investigación que quedó enterrada por años hasta que The Guardian y The Washington Post la revivieron gracias a los documentos filtrados por el espía arrepentido Edward Snowden, que multiplican los alcances de esta completa red de
minería de datos que el gobierno de EEUU usa para
vigilar a millones de usuarios de internet en todo el mundo, algo relativamente fácil cuando una ingente parte de la humanidad (excepto China y en parte Rusia) utiliza nodos de comunicación, servidores y tendidos de cable controlados por Washington o usa los servicios de correo electrónico, redes sociales y comunicación en línea de empresas norteamericanas cuya complicidad, legal y moral, con el Departamento de Estado es absoluta.
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Edward Snowden: el ingeniero-espía que denunció el espionaje en red de EU / Imagen: semana.com |
El sueño libertario de la internet -ese lugar de información sin intermediarios, trabajo colectivo en red, cultura compartida, programario libre y revoluciones en tiempo real que hundirían al omnipresente estado y a las grandes corporaciones- ha generado su exacto opuesto o un verdadero monstruo que llegó para quedarse y convertirse la única (anti)utopía hecha realidad: el control total de la humanidad, desde sus relaciones hasta sus pasiones políticas, por parte de la alianza entre el imperio y sus multinacionales.
¿Tecnopesimismo apocalíptico?
El caso Snowden ha confirmado una espiral de sospecha sobre la religión cibernética. Otros vieron, antes que nadie, el carácter naif de la revolución 2.0 y su inflada capacidad de destruir a los enemigos del imperio vía redes sociales, tal cual señaló
Evgeny Morozov.
Otros conversos al
pesimismo 2.0,
como Jaron Lanier,
describen en
Who owns the future? la otra cara de la red o la pérdida de trabajos en el mundo real y la conversión de la red en una
parábola del infierno que ya llegó: trabajo informal y mal pagado para millones de freelancers que venden sus productos en tianguis o mercadillos llamados crowfunding mientras en la cúspide queda solamente
una cúpula de oligarcas de la red que dominan un mundo virtual donde solo ganan ellos mientras los cibernautas se disputan las migajas.
Algo que Lanier explicaba con una simple anécdota. ¿Cuanta gente trabajaba en Kodak y cuanta en Instagram? 140 mil personas en la primera, 13 en la segunda. La clase media se convierte en lumpen 2.0 y el resto suena a broma de mal gusto. Incluso la cultura del
copyleft ayudó a los grandes medios a saquear el trabajo del periodismo independiente y a hacer más difícil vivir por la libre.
El gran hermano ya llegó
Para cerrar este círculo infernal solo faltaba saber que las masiva interacción de las redes sociales,o Twitter & Facebook más Linkedin, Tumblr o Pinterest, fueron el acicate para completar el control de los opositores al imperio cuyos datos son procesados en forma masiva, permanente y total. Voluntariamente entregamos, en la ilusión del círculo extenso, aquel elemento que el estado esperaba encontrar en la red: los amigos, las relaciones y los pensamientos que permiten al espionaje policial y al emporio clasificar tanto a los enemigos como a los consumidores, etiquetados todos en un no lugar sin escapatoria posible.
Lo dice, con todas las de la ley, un articulista de Salon:
Internet ha resultado ser la mejor herramienta jamás imaginada para la vigilancia totalitaria. Ningún gobierno en la historia ha tenido tanto acceso a la información detallada de todos sus ciudadanos como a los gobiernos actuales. Las ironías abundan: The Wall Street Journal informó el domingo que la NSA nunca habría sido capaz de dar sentido a las enormes cantidades de datos que fue recogiendo sin la maduración de las herramientas de software de código abierto como
Hadoop. Estas son las herramientas que los programadores crean y comparten colectivamente para hacer frente a los problemas operativos ante el manejo de grandes volúmenes de datos. Dudo que alguno de los programadores originales esperara que sus hacks se convertirían en armas esenciales para los agentes de espionaje.
¿Quién podría haber predicho que la consecuencia lógica de "la información quiere ser libre", sería el Gran Hermano?
Las consecuencias colaterales del anarcocapitalismo son visibles. Y aterran al más curtido en pesadillas cibernéticas. Google glass avisa de la revolución que viene o la interacción entre la mente y los dispositivos cibernéticos, el llamado
hombre biónico, y empieza a quedar claro que las posibilidades hasta hoy fantasiosas del control mental son una prioridad real para la alianza de corporaciones, banca y estado que domina el siglo XXI. Nanotecnología, drones y soldados cibernéticos son parte de esta atroz mundo nuevo que llegó para quedarse.
Datos sobre el caso Snowden y el ciberespionaje
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Powerpoint sobre el programa secreto PRISM filtrado a The Washington Post / Imagen: captura de pantalla |
Si aún te aferras al escepticismo y te preguntas "¿qué permite y que no permite la legislación norteamericana sobre tus datos digitales?" este es
un reporte que te permitirá entender que todo tu historial cibernético está bajo vigilancia imperial. Si no te late el inglés,
La Vanguardia te lo cuenta en español. Para entender todas las dudas que aún existen sobre el alcance real del programa de recolección de datos del FBI y el NSA te recomendamos este
texto.
Y para conocer más sobre
Edward Snowden y su decisión de salir a la luz pública tras sus filtraciones a la prensa sobre el programa PRISM, se puede leer su reciente entrevista en
The Guardian o todo lo que está saliendo en la red. Lo último en saberse es que la noche del lunes 10 de junio del 2013 Snowden
había desaparecido de su hotel en Hong Kong, el protectorado chino donde este genio de la informática se refugió para evitar las previsibles represalias de EEUU. Terminó luego en el aeropuerto de Moscú esperando que algún país lo acogiera mientras su país de origen promovía la mayor cacería humana del siglo XXI para evitar que Snowden pueda alcanzar alguno de los pocos países que no le negaría el asilo político: Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Corea del Norte
Si quieres saber más, hay mucho en la red pero cuidado con
teclear demasiadas palabras clave porque igual tu historial termina en manos del NSA.
Advertido quedas...
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